domingo, 29 de noviembre de 2009

Las promesas de Dios

En la Segunda Carta de Pedro 1:3,4 está escrito: “Como todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia, por medio de las cuales nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia”. A lo largo de nuestra vida nosotros vamos a atravesar por una serie de circunstancias o pruebas en mayor o menor escala y de la misma manera vamos a atravesar por una serie de necesidades de diferentes tipos grandes y pequeñas. Pero en esta cita bíblica podemos observar que dice que todas las cosas ya nos fueron dadas. Dios tiene en su palabra miles de promesas para nuestras vidas pero la manera por la que podemos obtenerlas es, como dice más adelante, mediante el conocimiento del que nos llamó, y quien nos llamó fue Jesús que es Dios. Una promesa de Dios la podemos comparar, por ejemplo, a un cheque. Es una garantía de que vamos a tener determinada cantidad de dinero, pero es necesario aclarar que tener el cheque no implica tener el dinero; para tener el dinero debemos cobrar el cheque. De la misma manera para llegar a tener una promesa de Dios debemos alcanzarla a través de la fe.
En la Carta a los Romanos 12:2 está escrito: “No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta”. Existe un área de nuestro ser que debemos tratarla siempre, esta es nuestra mente, ya que ella puede constituir el mayor limitante para que podamos recibir todas las promesas de Dios. Es necesario derribar todos los bloqueos mentales y presentar nuestros cuerpos en sacrificio vivo y santo y aprender a soltar el pecado para estar habilitados para recibir las promesas. Dice “no os conforméis a este siglo” porque en cualquier punto de la historia y del tiempo en donde nos encontremos, siempre habrán corrientes en la sociedad que nos querrán arrastrar a hacer algo diferente a la voluntad de Dios.
La transformación es sinónimo de una metamorfosis. En nuestra mente debe haber una transformación que nos lleve a un cambio de mentalidad. La mente es la puerta del espíritu. En el espíritu es en donde ocurre la fe, la fe no es algo mental. Con mi fe obtengo las promesas de Dios. Podemos ejemplificar esto de la siguiente manera: Tenemos una persona y su fotografía, la fotografía muestra la apariencia física de esa persona pero no es la persona. De la misma manera nuestra mente es como una fotografía de nuestra fe. Nuestra mentalidad muestra la apariencia de nuestra fe pero no es la fe propiamente.
Algunos ejemplos de promesas son:
* Jeremías 29:11: “Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis.” Dios nos promete paz para nuestras vidas. En el hebreo la palabra paz se dice 'shalom' la cual no solamente significa paz sino también implica bienestar.
* Filipenses 1:6: “estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo”. Dios terminará todo lo que empieza en nuestras vidas.
* Hebreos 13:5: “Sean vuestras costumbres sin avaricia, contentos con lo que tenéis ahora; porque él dijo: No te desampararé ni te dejaré”. Josué 1:5: “Nadie te podrá hacer frente en todos los días de tu vida; como estuve con Moisés, estaré contigo; no te dejaré ni te desampararé”. Dios nunca se separará de nosotros, puede ser algunas veces que no reconozcamos la presencia de Dios en nuestras vidas y podemos estar en aflicción o soledad, pero Dios siempre está ahí esperando que le reconozcamos y que contemos con Él en todos los aspectos de nuestras vidas.
* Romanos 8:37: “Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó”. Tendremos la victoria contundente en todas las circunstancias y problemas por medio de Cristo Jesús.
* Romanos 4:17: “… Te he puesto por padre de muchas gentes) delante de Dios, a quien creyó, el cual da vida a los muertos, y llama las cosas que no son como si fuesen”. Este pasaje se refiere a Abraham, a quien Dios le prometió un hijo a pesar de su edad avanzada.
* Santiago 5:13: “¿Está alguno entre vosotros afligido?” Haga oración. ¿Está alguno alegre? Cante alabanzas.” En caso de aflicción a quien debemos buscar primero es a Dios, Él nos levantará.
* Salmos 34:4: “Busqué a Jehová, y él me oyó, y me libró de todos mis temores”. Dios nos librará de todo temor en nuestras vidas.
* Salmo 34:17-19: “Claman los justos, y Jehová oye, y los libra de todas las angustias. Cercano está Jehová a los quebrantados de corazón; y salva a los contritos de espíritu. Muchas son las aflicciones del justo, pero de todas ellas le librará Jehová.” Dios es el único que puede levantar nuestras vidas genuinamente cuando estamos en aflicción.

Conclusión:
La Palabra de Dios cuenta con una gran diversidad de promesas que tiene Dios para nuestras vidas, la manera de alcanzarlas es a través de la perseverancia en la fe. Dios tiene tantas promesas para nosotros que no nos alcanzará la vida terrenal para alcanzarlas todas aquí, sin embargo absolutamente todas son cumplidas en el Reino de los Cielos. Debemos estar concientes que la promesa principal es aquella de la salvación de nuestra vida en Cristo Jesús.

Aplicación:
Escoge en la Biblia tres promesas de Dios que te gustarían que se cumplan en tu vida.
Transcríbelas en una hoja de papel y pégalas en un lugar visible de tu habitación.
Guárdalas en tu corazón y menciónalas siempre en tus tiempos de oración.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Testimonios: