domingo, 29 de noviembre de 2009

Las promesas de Dios

En la Segunda Carta de Pedro 1:3,4 está escrito: “Como todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia, por medio de las cuales nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia”. A lo largo de nuestra vida nosotros vamos a atravesar por una serie de circunstancias o pruebas en mayor o menor escala y de la misma manera vamos a atravesar por una serie de necesidades de diferentes tipos grandes y pequeñas. Pero en esta cita bíblica podemos observar que dice que todas las cosas ya nos fueron dadas. Dios tiene en su palabra miles de promesas para nuestras vidas pero la manera por la que podemos obtenerlas es, como dice más adelante, mediante el conocimiento del que nos llamó, y quien nos llamó fue Jesús que es Dios. Una promesa de Dios la podemos comparar, por ejemplo, a un cheque. Es una garantía de que vamos a tener determinada cantidad de dinero, pero es necesario aclarar que tener el cheque no implica tener el dinero; para tener el dinero debemos cobrar el cheque. De la misma manera para llegar a tener una promesa de Dios debemos alcanzarla a través de la fe.
En la Carta a los Romanos 12:2 está escrito: “No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta”. Existe un área de nuestro ser que debemos tratarla siempre, esta es nuestra mente, ya que ella puede constituir el mayor limitante para que podamos recibir todas las promesas de Dios. Es necesario derribar todos los bloqueos mentales y presentar nuestros cuerpos en sacrificio vivo y santo y aprender a soltar el pecado para estar habilitados para recibir las promesas. Dice “no os conforméis a este siglo” porque en cualquier punto de la historia y del tiempo en donde nos encontremos, siempre habrán corrientes en la sociedad que nos querrán arrastrar a hacer algo diferente a la voluntad de Dios.
La transformación es sinónimo de una metamorfosis. En nuestra mente debe haber una transformación que nos lleve a un cambio de mentalidad. La mente es la puerta del espíritu. En el espíritu es en donde ocurre la fe, la fe no es algo mental. Con mi fe obtengo las promesas de Dios. Podemos ejemplificar esto de la siguiente manera: Tenemos una persona y su fotografía, la fotografía muestra la apariencia física de esa persona pero no es la persona. De la misma manera nuestra mente es como una fotografía de nuestra fe. Nuestra mentalidad muestra la apariencia de nuestra fe pero no es la fe propiamente.
Algunos ejemplos de promesas son:
* Jeremías 29:11: “Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis.” Dios nos promete paz para nuestras vidas. En el hebreo la palabra paz se dice 'shalom' la cual no solamente significa paz sino también implica bienestar.
* Filipenses 1:6: “estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo”. Dios terminará todo lo que empieza en nuestras vidas.
* Hebreos 13:5: “Sean vuestras costumbres sin avaricia, contentos con lo que tenéis ahora; porque él dijo: No te desampararé ni te dejaré”. Josué 1:5: “Nadie te podrá hacer frente en todos los días de tu vida; como estuve con Moisés, estaré contigo; no te dejaré ni te desampararé”. Dios nunca se separará de nosotros, puede ser algunas veces que no reconozcamos la presencia de Dios en nuestras vidas y podemos estar en aflicción o soledad, pero Dios siempre está ahí esperando que le reconozcamos y que contemos con Él en todos los aspectos de nuestras vidas.
* Romanos 8:37: “Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó”. Tendremos la victoria contundente en todas las circunstancias y problemas por medio de Cristo Jesús.
* Romanos 4:17: “… Te he puesto por padre de muchas gentes) delante de Dios, a quien creyó, el cual da vida a los muertos, y llama las cosas que no son como si fuesen”. Este pasaje se refiere a Abraham, a quien Dios le prometió un hijo a pesar de su edad avanzada.
* Santiago 5:13: “¿Está alguno entre vosotros afligido?” Haga oración. ¿Está alguno alegre? Cante alabanzas.” En caso de aflicción a quien debemos buscar primero es a Dios, Él nos levantará.
* Salmos 34:4: “Busqué a Jehová, y él me oyó, y me libró de todos mis temores”. Dios nos librará de todo temor en nuestras vidas.
* Salmo 34:17-19: “Claman los justos, y Jehová oye, y los libra de todas las angustias. Cercano está Jehová a los quebrantados de corazón; y salva a los contritos de espíritu. Muchas son las aflicciones del justo, pero de todas ellas le librará Jehová.” Dios es el único que puede levantar nuestras vidas genuinamente cuando estamos en aflicción.

Conclusión:
La Palabra de Dios cuenta con una gran diversidad de promesas que tiene Dios para nuestras vidas, la manera de alcanzarlas es a través de la perseverancia en la fe. Dios tiene tantas promesas para nosotros que no nos alcanzará la vida terrenal para alcanzarlas todas aquí, sin embargo absolutamente todas son cumplidas en el Reino de los Cielos. Debemos estar concientes que la promesa principal es aquella de la salvación de nuestra vida en Cristo Jesús.

Aplicación:
Escoge en la Biblia tres promesas de Dios que te gustarían que se cumplan en tu vida.
Transcríbelas en una hoja de papel y pégalas en un lugar visible de tu habitación.
Guárdalas en tu corazón y menciónalas siempre en tus tiempos de oración.

viernes, 27 de noviembre de 2009

Poesía: El Trono del Creador

                                       por María Francy

Alzando hacia Dios mis ojos
he contemplado su gloria
el trono de su descanzo
la majestad que le embellece


En torno al trono le alaban
los ejércitos del cielo
y la tierra es elegida
el escabel de sus pies


Su trono es azul celeste
de maravillas tejido
de brillantes tachonado
y un tamaño ilimitado


¡Oh, mi Dios! eres hermoso
y cuan excelso eres reinando
en la obra de tus manos
en el trono de tu honra


Es tu trono tan grandioso
con sapiencia estructurado
todo bien intercalado
y de ángeles bordado


Van lumbreras por aquí
van lumbreras por allá
y son perfectos lo trazos
y es perfecto el decorado


En el trono tan suntuoso
del gran Rey y Creador
los colosos hacen la venia
de saludo al Señor


Y los mares se enseñorean
reflejando su vestuario
o el rosa del aurora
o el arrebol en el cenit


Son tus obras te admiramos
por tu gloria te cantamos
¡oh mi Dios! y te adoramos
te cantamos gran Señor


Como tú no hay arquitecto
ni pintor más afamado
eres artista sagrado
inigualable eres el todo.





domingo, 15 de noviembre de 2009

La Fidelidad

En 2 Crónicas 19:9 está escrito: “Y les mandó diciendo: Procederéis así mismo con temor de Jehová, con verdad, y con corazón íntegro”. En el hebreo la palabra verdad es sinónimo de fidelidad que en está asociado con los conceptos: permanente, cierto, y continuo, y en el griego fidelidad se asocia con confianza. En el libro de Nehemías 9:8 está escrito: “y hallaste fiel su corazón delante de ti…”. Refiriéndose a Abraham, Dios lo escogió e hizo pacto con él por su fidelidad, por lo tanto Dios busca a las personas fieles. Ser fiel es una decisión y se la aplica en diferentes áreas:
• El aspecto más conocido en donde se especta fidelidad es a nivel conyugal: no es correcto el adulterio con el cuerpo ni con el corazón. Los esposos deben ser fieles en el amor y el esposo debe ser principalmente fiel con la provisión para la familia.
• Los padres deben ser fieles con sus hijos al dedicarles regularmente un tiempo para ellos.
• Un trabajador debe ser fiel al ser puntual, honesto y responsable con sus tareas.
• Una persona debe ser fiel con su nación al cumplir sus deberes como ciudadano.
• Un hijo debe ser fiel con los padres al darles la honra, a pesar de que ellos no sean perfectos.
• Pero la fidelidad fundamental es aquella que se debe tener para con Dios al obedecer su Palabra. Un cristiano debe ser fiel al lugar en donde Dios lo estableció para crecer, además un creyente debe ser fiel en sus finanzas, con sus diezmos y ofrendas tal como está establecido en la Palabra de Dios.
Ser fiel implica pagar un precio en sacrificio y cabe resaltar esta cualidad de los personajes bíblicos como los profetas y el mismo Señor Jesús ya que por su fidelidad al Espíritu de Dios y su voz tuvieron que pagar el precio de ser incomprendidos y perseguidos a muerte por las estructuras políticas y religiosas de la época.
* 1 Corintios 1:9 dice: “Fiel es Dios, por el cual fuisteis llamados a la comunión con su Hijo Jesucristo nuestro señor”. Dios nos será siempre fiel a pesar de que nosotros fallemos.
* Mateo 25:23 dice: “Su señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor”. Debemos ser fieles en todas las cosas que nos manda Dios.
* Salmos 31:23 dice: “Amad a Jehová, todos vosotros sus santos; a los fieles guarda Jehová,…” Dios cuida al hombre fiel.
* Salmos 101:6 dice: “Mis ojos pondré en los fieles de la tierra, para que estén comigo; el que ande en el camino de la perfección este me servirá.” Dios usará a los fieles para su obra.
* Proverbios 28:20: “El hombre de verdad tendrá muchas bendiciones,…”. El hombre fiel será bendecido por Dios.
* Efesios 1:1 “Pablo, apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios, a los santos y fieles en Cristo Jesús que están en Éfeso”. Varias cartas de la Biblia tienen este estilo de saludo dirigido a los fieles, por tanto los fieles siempre reciben Palabra.
* 1 Timoteo 1:12 dice: “Doy gracias al que me fortaleció, a Cristo Jesús nuestro Señor, porque me tuvo por fiel, poniéndome en el ministerio.”
* Lucas 16:10 dice: “El que es fiel en lo muy poco, también en lo más es fiel; y el que en lo muy poco es injusto también en lo más es injusto”. La fidelidad empieza por las cosas pequeñas.
* Lucas 16:12 dice: “Y si en lo ajeno no fuisteis fieles, ¿Quién os dará lo que es vuestro?” Debemos aprender a ser fiel en lo ajeno para que podamos ser luego fieles en nuestras propias cosas.
* Tito 2:10 dice: “no defraudando, sino mostrándose fieles en todo, para que en todo adornen la doctrina de Dios nuestro salvador”. Ser fiel en todo ante los demás da testimonio de Dios en nuestras vidas.
* Apocalipsis 2:10 dice: “No temas en nada lo que vas a padecer. He aquí, el diablo echará a algunos de vosotros en la cárcel, para que seáis probados, y tendréis tribulación por diez días. Sé fiel hasta la muerte, y yo te daré la corona de vida”. Dios nos premiará con una corona de vida eterna por nuestra fidelidad.

Conclusión
La fidelidad es una virtud de Dios que debemos adoptarla en nuestras vidas cada vez en mayor nivel. La fidelidad a Dios es fundamental y es primero sobre todas las cosas. Debemos mostrar fidelidad en los lugares y con las personas a las que Dios nos ha enviado. La fidelidad es una cualidad que se practica empezando primero por las pequeñas cosas. Finalmente la verdadera fidelidad de un creyente para con Dios está en el obedecer de corazón su Palabra.

Aplicaciones
* Practica la fidelidad con Dios al establecer un tiempo diario de oración y lectura de su Palabra.
* Practica la fidelidad con un ser querido al dedicarle un tiempo para compartir.

domingo, 8 de noviembre de 2009

El Corazón de Jesús

En el libro de Mateo 14:13–18 vemos que Jesús necesitaba tener un tiempo a solas con Dios, sin embargo era tanta la necesidad de la gente que lo seguían a donde fuese, y Jesús se compadeció de ellos, no solo de sus necesidades espirituales sino también les dio alimento. Jesús hizo todo lo que hizo por la motivación que tenía en su corazón. Jesús tuvo que pasar en este mundo todas las pruebas que nosotros pasamos y también comprendía todas las necesidades de las personas.

El concepto de empatía significa conocer y comprender las necesidades de los demás. Por ejemplo, dentro de un matrimonio cuando algo le pasa a un cónyuge el otro se conduele y comprende lo que le está pasando al otro. Empatía es sinónimo de entender y comprender la situación de los demás.

Jesús tuvo empatía porque tuvo compasión por el pueblo y tenía la habilidad de comprender los sentimientos de los demás. Si somos empáticos entendemos el dolor y llanto de otros a pesar de no estar atravesando directamente el problema. En Salmos 103:13 vemos como el Padre tiene empatía de sus hijos. Tener misericordia es también tener empatía e implica dejar todo egoísmo. Para tener un corazón de pastor involucra también tener empatía.

Un cristiano debe amar a la gente sin pretexto; existen muchos cristianos que no tienen empatía y sus ojos están puestos solo en sí mismos. Siempre se han necesitado cristianos con empatía, ya que a veces parecemos como robots programados para rogar a Dios que solamente mire las necesidades particulares de uno. Sin embargo, es necesario pedir a Dios que nos muestre las necesidades de los demás. En 2ª de Corintios 5:14-17 nos muestra que si Cristo murió por nosotros, nosotros debemos vivir por Él. Debemos ser una criatura renovada, cambiando siempre nuestra mente y dejando a un lado todo egoísmo. La palabra constreñir (v. 14) implica el amar a la gente. La empatía es la habilidad para servir a los demás. Los hombres casados necesitan suma empatía para entender a sus mujeres y viceversa. En Santiago 2:11-17 habla de que la fe sin obras es muerta. De nada sirve aconsejar a las personas si no acompañamos con obras caritativas como el ofrendar alguna cosa que necesiten. La iglesia es una institución que tiene una gran variedad de personas con diferente trasfondo. Cuando sales de ti mismo y empiezas a servir a Dios te das cuentas de que existen personas con más necesidades que las tuyas. La empatía va más allá de las barreras de clase social y raza. En Marcos 10:17 podemos ver que el joven rico también necesitaba de Jesús. Dios ama a todas las personas sin excepción, sin importar la clase social y otras diferencias. La empatía ve la necesidad atrás de la fachada de las personas. En Hechos 10:24 vemos que Dios no hace acepción de personas. En Santiago 2:2-9 podemos ver que en una congregación deben vivir en armonía tantos ricos como pobres. Jesús no mandó a amar primeramente a Dios y luego al prójimo.

Conclusión:

En resumen debemos imitar la empatía que tiene el corazón del Señor Jesús y tratar de comprender las necesidades no solamente de nuestros seres amados sino de aquellas personas a las cuales no conocemos. De esta manera podemos salir de todo esquema de egoísmo y podremos practicar la empatía y el verdadero amor con el prójimo.

Aplicación:

Date de la oportunidad de conocer a una nueva persona, por ejemplo un vecino. Trata se ser empático identificando algún tipo de necesidad que tenga y comparte lo que Jesús ha hecho en tu vida.

lunes, 26 de octubre de 2009

Cómo enmarcar nuestra vida con la Palabra de Dios


Cuando hablamos respecto a las circunstancias de nuestra vida el confesar positivamente no es suficiente. Proverbios 18:20, 21 “Del fruto de la boca del hombre se llenará su vientre; se saciará del producto de sus labios. La muerte y la vida están en poder de la lengua, y el que la ama comerá de sus frutos”. Nuestras palabras son determinantes por tal motivo debemos hablar buenas palabras sobre nuestra vida y la de los demás.
En Mateo 12:34b dijo Jesús: “Porque de la abundancia del corazón habla la boca”. Por tanto la fuente de nuestras palabras es el corazón. Un corazón lleno de falta de perdón, no hace buenas confesiones. No debemos cancelar nuestras oraciones con nuestras malas confesiones. Un corazón lleno de fe habla palabras de amor. Nuestras palabras deben ser el fruto de nuestra fe y no de la mente y la razón, ya que un ateo puede también leer versículos bíblicos con su boca y no expresarlos con fe. Nuestras palabras deben ir siempre cargadas de fe. Romanos 10:17 dice: “Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios”. Si queremos tener fe debemos escuchar la Palabra de Dios. Por ejemplo imaginemos que la Palabra de Dios es como una cuenta bancaria, el confesar con fe la Palabra es como hacer un retiro bancario de aquella cuenta. Podemos reclamar muchas promesas de Dios para nuestras vidas y si no conoces la Palabra simplemente es imposible reclamarlas.
Debemos escuchar la Palabra de Dios insistentemente, meditarla y proclamarla una y otra vez, todos los días de tal modo que si estamos llenos de la Palabra nuestras confesiones están llenas de vida. La fuente de nuestra fe es la Palabra de Dios por tanto debemos guardarla en nuestro corazón.
En el libro de Hebreos 4:12,13 “Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón. Y no hay cosa creada que no sea manifiesta en su presencia; antes bien todas las cosas están desnudas y abiertas a los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta”. La Palabra de Dios es capaz de transformarnos desde los más profundo de nuestro ser ya que la Palabra es viva, eficaz, es energizante y medicina tanto para el alma como para el cuerpo.
Debemos vivir nuestras vidas como Dios ordena ya que la Palabra expone lo que está dentro de nuestro corazón ya que cuando la leemos o escuchamos vemos la luz que transforma nuestras circunstancias. Una actitud positiva es algo psicológico pero la actitud realmente válida es una actitud de fe, que es un estado de nuestro espíritu.
En la actualidad la tecnología y los medios de comunicación como la televisión, radio, Internet, reproductores de audio entre otros llenan nuestras mentes con cosas banales. Por eso debemos llenarlos de la palabra de Dios para que su poder afecte nuestras vidas. Debemos estudiarla a diario, no religiosamente sino meditándola y discerniéndola en nuestros corazones. Nuestras palabras deben proclamar salud y no enfermedad, debemos declarar abundancia y no escasez. La fe no niega los hechos la fe los cambia. Hebreos 4:2 “Porque también a nosotros se nos ha anunciado la buena nueva como a ellos; pero no les aprovechó el oír la palabra, por no ir acompañada de fe en los que la oyeron”. Nuestros actos deben ir acompañados de fe. Para soltar el poder de Dios en nuestras vidas debemos hablar palabras de fe.
Hebreos 11:6 “Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan.” Tener fe es creer que Dios tiene algo especial para nosotros cuando le buscamos. La fe mueve a Dios y con la fe podemos mover montañas por tanto debemos creer lo que Él ha dicho.
Santiago 1: 5-8 “Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada. Pero pida con fe, no dudando nada; porque el que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra. No piense, pues, quien tal haga, que recibirá cosa alguna del Señor. El hombre de doble ánimo es inconstante en todos sus caminos.” Para pedir a Dios debemos hacerlo con sabiduría, el que quiere recibir debe ser consistente y perseverante. Es posible que estés muy cerca de tu milagro y te desanimaste. Muchos personajes bíblicos le creyeron a Dios por muchos años. La prueba de nuestra fe produce paciencia para esperar y poder recibir nuestras promesas. Además, el caminar por fe trae paz para el alma mientras que el caminar viendo las malas circunstancias trae angustia. 2 Corintios 5:17: “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas”. Solo la Palabra de Dios está cargada de fe, por tanto debemos tener fe en la Palabra y no en cualquier cosa.
Por la fe los antiguos alcanzaron buen testimonio: Hebreos 11:33, 34 “que por fe conquistaron reinos, hicieron justicia, alcanzaron promesas, taparon bocas de leones, apagaron fuegos impetuosos, evitaron filo de espada, sacaron fuerzas de debilidad, se hicieron fuertes en batallas, pusieron en fuga ejércitos extranjeros.”
* Elías por fe hizo llover
* Moisés por su fe abrió las aguas del mar.
* Nahamán el Sirio por su fe se sanó de la lepra y no era judío.
* Ana no podía tener hijos y Dios le dio a Samuel.
* David por su fe desbarató ejércitos y derrotó al gigante.
* Daniel por su fe salió sano y salvo de los leones
En resumen, debemos llenar nuestra vida con la Palabra de Dios para alimentar nuestra fe y confesar palabras conforme a la voluntad de Dios para que Él se pueda manifestar en nuestras vidas.

domingo, 11 de octubre de 2009

Enmarcando nuestra vida con la Palabra de Dios

La Palabra de Dios es el marco para nuestra vida que establece las pautas, límites y fronteras para nuestras acciones, pensamientos y sentimientos. Si nuestra vida fuese como un cuadro, la Palabra es el marco en donde reposa la obra.
Nuestras palabras tienen poder sobre nuestra vida y la vida de los demás. En el libro de Génesis 1:2, 3 está escrito: “Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas. Y dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz”. El universo fue creado por la palabra de Dios, tal como lo dice en Hebreos 11:3: “Por la fe entendemos haber sido constituido el universo por la palabra de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía.”
Si el hombre fue hecho a imagen y semejanza de Dios, nuestras palabras y nuestras confesiones también tiene poder sobre nuestro propio universo que es nuestra vida. La fe es como una sustancia que se amolda a nuestras palabras, así como el alfarero moldea el barro y crea una vasija. De la misma manera moldeamos nuestras circunstancias con nuestras confesiones de fe. La perspectiva adecuada para apreciar nuestras circunstancias es desde el plano de la fe. Cuando vemos algo sin esperanza, desde el punto de vista del Reino de los Cielos se lo aprecia muy diferente.
Proverbios 18:21 dice: “La muerte y la vida están en poder de la lengua, y el que la ama comerá de sus frutos.” Por tanto con nuestras confesiones podemos decretar muerte o vida, a través de estas podemos cosechar frutos buenos o malos. Debemos escoger las palabras que decimos y medir las consecuencias de nuestras confesiones ya que con el poder de nuestras palabras solamente debemos hablar luz, tal como lo hizo Jesús, además nuestra lengua también debe ser salva.
Existen muchos dichos y expresiones que se dicen en el lenguaje cotidiano y constituyen malas confesiones, como lo son:
* Malas palabras
* Insultos
* Maldiciones
* Quejas
* Malas canciones
Por ejemplo: “¡Me muero!”, “¡pobrecito!”, “¡estás salado!”: Son expresiones que parecen inofensivas y a veces nos causan gracia pero decretan muerte, pobreza y desgracia.
Muchos malos dichos son heredados a través de varias generaciones por medio de la tradición de padres a hijos, incluso a nivel cultural y nacional. Estas expresiones constituyen maldiciones generacionales y culturales, por tanto debemos reflexionar acerca de lo que decimos y sustituir toda mala confesión por confesiones de fe, las cuales las podemos encontrar en gran cantidad en la Biblia.
En Santiago 3:9 refiriéndose a la lengua dice: “Con ella bendecimos al Dios y Padre, y con ella maldecimos a los hombres, que están hechos a la semejanza de Dios”.
Lo que nosotros hablamos es lo que nosotros recibimos, siempre cosecharemos los frutos de nuestras palabras sean buenas o sean malas, las digamos en público o las digamos en secreto.
En el libro de Números 14:28 dice: “Diles: Vivo yo, dice Jehová, que según habéis hablado a mis oídos, así haré yo con vosotros”. Es necesario recordar respecto a este pasaje (Números 13, 14) que solamente Josué y Caleb pudieron tomar posesión de la tierra prometida debido a su confesión de fe, mientras que los otros hombres que dieron un mal reporte murieron y no pudieron tomar posesión de su herencia.
La tierra de nuestra nación es buena y por tanto debemos decretar un buen reporte sobre ella y proclamar que cada alma será ganada para el Reino de los Cielos.
Debemos controlar lo que decimos y no debemos decir todo lo que queremos. Nosotros somos como los arquitectos de una estructura que representa a nuestra vida, los planos de la obra representan nuestras palabras.
Para ampliar un poco más en el libro de Santiago 3:9-11 encontramos respecto a la lengua y las confesiones: “Con ella bendecimos al Dios y Padre, y con ella maldecimos a los hombres, que están hechos a la semejanza de Dios. De una misma boca proceden bendición y maldición. Hermanos míos, esto no debe ser así. ¿Acaso alguna fuente echa por una misma abertura agua dulce y amarga?”. Cuidemos mucho las confesiones que hacemos sobre nuestros seres queridos. Las malas confesiones no cambiarán a las personas para bien. Nuestras familias son el producto de las palabras que hablamos, por lo cual debemos enmarcar su vida con la Palabra de Dios. Algunos ejemplos de confesiones de vida especialmente sobre nuestros hijos son:
* Isaías 54:13, 17: “Y todos tus hijos serán enseñados por Jehová; y se multiplicará la paz de tus hijos”. “Ninguna arma forjada contra ti prosperará, y condenarás toda lengua que se levante contra ti en juicio. Esta es la herencia de los siervos de Jehová, y su salvación de mí vendrá, dijo Jehová”. Dios dará paz a nuestros hijos y los protegerá.
* Isaías 49:25: “Pero así dice Jehová: Ciertamente el cautivo será rescatado del valiente, y el botín será arrebatado al tirano; y tu pleito yo lo defenderé, y yo salvaré a tus hijos”. Dios salvará a nuestros hijos.
* Salmos 112:1, 2: “Bienaventurado el hombre que teme a Jehová, y en sus mandamientos se deleita en gran manera. Su descendencia será poderosa en la tierra; la generación de los rectos será bendita.” Nuestros hijos derrotarán con poder al reino de las tinieblas.
* Isaías 65:23 “No trabajarán en vano, ni darán a luz para maldición; porque son linaje de los benditos de Jehová, y sus descendientes con ellos”. Dios bendecirá nuestros hijos.
* Proverbios 20:7 “Camina en su integridad el justo; sus hijos son dichosos después de él”.
Finalmente, en el día del juicio daremos cuenta por cada una de nuestras palabras: Mateo12:36 dice “Mas yo os digo que de toda palabra ociosa que hablen los hombres, de ella darán cuenta en el día del juicio.”

Aplicaciones:
Ejercicio 1:
1. Busca en la Biblia tres confesiones de fe que te gustaría que se cumplan en tu vida o la de tus seres queridos.
2. Transcríbelas en un papel y pégalo en el espejo del baño.
3. Confiésalas cada vez que las veas en voz alta.

domingo, 4 de octubre de 2009

Una adoración que produce milagros

Cuando la adoración de la tierra toca el corazón de los cielos entonces se producen milagros. El corazón de Dios es el centro de los cielos. La adoración consiste en una conversación entre el corazón del hombre y el corazón de Dios, en donde tan solo basta estar un instante en su presencia para cambiar para siempre nuestras vidas, al mismo tiempo que Dios trae sanidad y restauración en nuestras almas y cuerpos.
La adoración es sinónimo de amor, cariño, fidelidad, reverencia, obediencia, postración, rendición y dependencia totales para con Dios. No podemos cambiar las circunstancias en nuestras propias fuerzas pero en Él y su presencia sí podemos.
Tal como le decía Jesús a la mujer samaritana (Juan 4:23): “Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren”.
Debemos adorar así como el leproso que regresó después de ser sanado y adoró al Señor (Lucas 15, 16). La mujer que puso el perfume en los pies del Señor le adoró y recibió salvación (Lucas 7:37, 38).
Con la adoración de un corazón puro y sincero llamamos la atención de Dios para sanar y restaurar nuestra alma y a nuestros seres queridos.
En Marcos 5:1-6 vemos como el endemoniado gadareno se postró ante el Señor en adoración y recibió liberación. Y para quienes fueron testigos presenciaron un gran milagro.
Nuestra adoración puede influir en la gente que vive cerca de nosotros y preparar el ambiente espiritual para que Dios opere con sus milagros.
En Éxodo 17:8-15 podemos ver aquel pasaje en donde el pueblo de Israel prevalecía y ganaba la batalla con Amalec mientras Moisés mantenía levantadas sus manos y si las bajaba comenzaban a perder.
Levantar las manos al cielo es símbolo de reverencia y dependencia hacia Dios. Por tanto si mantenemos nuestras manos levantadas en actitud de adoración ganaremos todas las batallas contra el enemigo, el cual odia la adoración y la Palabra. En consecuencia la adoración es una gran arma en contra del reino de las tinieblas. Salmos 134: 2 dice “Alzad vuestras manos al santuario, y bendecid a Jehová”. Salmos 63:4 dice “Así te bendeciré en mi vida; en tu nombre alzaré mis manos.” Al levantar las manos y clamar el nombre de Dios abrimos ventanas en los cielos para que la lluvia del Señor caiga a la tierra. Por lo tanto para recibir la gracia del Reino de los Cielos es necesario levantar las manos.
Finalmente en Marcos 10:46-52 el ciego Bartimeo recibió el milagro de recobrar la vista porque adoró al Señor Jesús al reconocer su linaje real al llamarle Jesús, Hijo de David.

Aplicaciones:
El secreto de la adoración a Dios es hacerlo de todo corazón:
Ejercicio 1:
1. Comienza a adorar a Dios con tu canción favorita.
2. Levanta las manos al cielo e invoca su nombre.
3. Comienza a adorarlo de corazón simplemente por todo lo que es Él.
4. Mantente alerta de los eventos en los próximos días y observa los resultados.

Ejercicio 2:
1. Comienza a adorar a Dios con tu canción favorita.
2. Póstrate ante Él de rodillas e invoca su nombre.
3. Comienza a adorarlo de corazón simplemente por todo lo que es Él.
4. Mantente alerta de los eventos en los próximos días y observa los resultados.

domingo, 27 de septiembre de 2009

Adorando a Dios con un corazón de gratitud


En Lucas 17:12-19 podemos encontrar aquel pasaje bíblico en donde el Señor Jesús sana a diez leprosos y fueron enviados a dar testimonio a los sacerdotes. Aconteció que de las diez personas que clamaron a Jesús solamente volvió uno que era samaritano para darle la gloria y las gracias a Dios, y a causa de este gesto no solo recibió sanidad sino también la salvación.
Siempre me ha causado curiosidad acerca del verdadero significado de la gratitud. Por costumbre o por gesto de cortesía nosotros decimos cotidianamente la expresión “gracias” al momento de recibir el favor de una persona. El diccionario de la RAE define a la frase dar las gracias como: “Expresión utilizada para expresar nuestro agradecimiento por cualquier beneficio, favor o atención que se nos dispensa”.
El significado de algunas palabras relacionadas se muestra a continuación:
• Agradecimiento: Sentir gratitud. Mostrar gratitud o dar gracias.
• Gratitud: Sentimiento que nos obliga a estimar el beneficio o favor que se nos ha hecho o ha querido hacer, y a corresponder a él de alguna manera.
Por lo tanto podemos ver que la gratitud es un sentimiento que se expresa con el corazón, en este caso el samaritano regresó a Jesús para adorar y dar la gloria a Dios, cosa que las demás personas sanadas no lo hicieron. Se supone que ellos pertenecían al pueblo de Israel al cual fue específicamente enviado el Señor Jesús.
La adoración a Dios implica el exaltarlo más que las demás cosas y en un concepto más profundo la adoración es un estilo de vida: vivimos para adorar a Dios y no solo en los tiempos buenos sino también en los tiempos malos, independientemente de las circunstancias.
Efesios 5:18b-20 dice “…antes bien sed llenos del Espíritu, hablando entre vosotros con salmos, con himnos y cánticos espirituales, cantando y alabando al Señor en vuestros corazones; dando siempre gracias por todo al Dios y Padre, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo.”
Es necesario mencionar que debemos adorar solo Dios y no a las bendiciones. Y sobreponerlo en nuestro corazón en un nivel más alto que a personas, lugares y cosas de las cuales disfrutamos.
En Daniel 3:14-30 vemos el pasaje en el cual Sadrac, Mesac y Abed-nego, poderosos varones de Dios, omitieron el decreto del rey Nabucodonozor que les obligaba a adorar un ídolo y se mantuvieron fieles a Dios de tal forma que fueron condenados a ser echados en un horno de fuego pero fueron librados por un ángel, saliendo sanos y salvos. Esto me recuerda Salmos 91:11,12 “Pues a sus ángeles mandará acerca de ti,
Que te guarden en todos tus caminos. En las manos te llevarán, para que tu pie no tropiece en piedra”. Este milagro lo presenció este rey por lo cual no le quedó más remedio que reconocer que el Dios de estos varones era el verdadero Dios Altísimo.
Por otra parte, como vimos en el pasaje de Lucas, la lepra física se la puede comparar con una lepra espiritual la cual es sanada si nos convertimos a los caminos de Jesús, por tanto debemos perder el amor al pecado y más bien aborrecerlo.
Las razones principales por la cuales debemos adorar a Dios es por nuestra salvación, por su perdón divino y por su bendición. Debemos también adorarle por todas las cosas ya que la adoración y el gozo traen una gran fuerza a nuestras vidas que nos ayuda a superar las pruebas. Dios tiene bellas cosas y sorpresas para nosotros cada día porque sus misericordias son nuevas cada día.
Finalmente, en Lucas 7:36-47 vemos un pasaje en el cual una mujer daba la honra a Jesús porque sus pecados fueron perdonados. Así que a mayor cantidad de pecados perdonados debemos sentir mayor gratitud y amor hacia Dios lo que debe ser reflejado en una verdadera adoración.

Aplicaciones:
Como vimos en Lucas 17 el samaritano recibió sanación, adoró, dio las gracias a Dios y recibió más bendición todavía. Por lo cual obtenemos la siguiente fórmula:

Bendición = Adoración + Gratitud

Ejercicios
Para toda la semana:
Ejercicio 1:
1. Comienza a adorar Dios con tu canción favorita.
2. Enfoca tu mente en Él y piensa en todas las bendiciones y cosas buenas que el te ha dado.
3. Comienza a expresar sentimientos de gratitud a Dios en el nombre de Jesús desde lo más profundo de tu corazón por todas esas bendiciones.
4. Mantente alerta de los eventos en los próximos días y observa los resultados.

Ejercicio 2:
1. Comienza a adorar Dios con tu canción favorita.
2. Enfoca tu mente en Él y piensa en todas las pruebas que estás atravesando actualmente.
3. Comienza a expresar sentimientos de gratitud a Dios en el nombre de Jesús desde lo más profundo de tu corazón por todas las cosas que te está enseñando Dios y que las está tratando.
4. Mantente alerta de los eventos en los próximos días y observa los resultados.